La iluminación eficaz en comercios aumenta la competividad y reduce costos.
El efecto de la luz convierte la compra en una experiencia emocional e incrementa su éxito. La luz blanca cálida con un toque rojo hace más atractiva la carne y la luz blanca nítida refuerza el aspecto fresco de las verduras, "Con una iluminación adecuada, además de ahorrar –el 40% de los gastos de una tienda es la factura eléctrica-, podemos incentivar las compras. Una iluminación de acento, como la que se usa en la cabecera de las góndolas de los supermercados, ayuda a localizar las zonas que más interesan o productos nuevos, mientras que la iluminación dinámica despierta la curiosidad del consumidor animándole a comprar, algo tan necesario en época de crisis”, explica Rafael Barón, Presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Iluminación, ANFALUM.
El efecto de la luz convierte la compra en una experiencia emocional e incrementa su éxito. La luz blanca cálida con un toque rojo hace más atractiva la carne y la luz blanca nítida refuerza el aspecto fresco de las verduras, "Con una iluminación adecuada, además de ahorrar –el 40% de los gastos de una tienda es la factura eléctrica-, podemos incentivar las compras. Una iluminación de acento, como la que se usa en la cabecera de las góndolas de los supermercados, ayuda a localizar las zonas que más interesan o productos nuevos, mientras que la iluminación dinámica despierta la curiosidad del consumidor animándole a comprar, algo tan necesario en época de crisis”, explica Rafael Barón, Presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Iluminación, ANFALUM.
“La gran flexibilidad de la iluminación dinámica permite adaptar la luz a los productos e incluso a las estaciones del año, muy útil en el sector de la moda, ya que el cliente puede ver la prenda con luz muy parecida a la del día natural en curso”, explica Barón. Así, para iluminar las colecciones de moda se utilizan amarillos y verdes frescos en primavera, naranjas y rojos en verano, rojos profundos en otoño y blanco neutro en invierno.ANFALUM señala que una reproducción superior de los colores rojos resalta los colores naturales e intensos de los alimentos frescos; los rojos y naranjas hacen más atractiva la fruta y la luz blanca cálida con un ligero toque rojo es la que mejor expone la carne. Para el pan y la bollería los colores varían del blanco-amarillo al rojo-marrón, pero para las pastas conviene una luz más fría. Hay que evitar que la iluminación modifique la temperatura a la que tiene que estar el vino para no alterarlo, y para iluminar el queso no se deben crear “puntos calientes”, que pueden perjudicar su sabor, sino utilizar haces de luz anchos con toque amarillo. En general, los tonos fríos son ideales para pescados blancos, la luz blanca nítida da un aspecto más fresco a las verduras y una luz blanca fría realza el aspecto de la nata montada.
En cuanto a la relación de la luz con los artículos de moda, ANFALUM recomienda la luz cálida para el cuero y tonos fríos para vaqueros y trajes. Y para no incurrir en grandes errores, aconseja que los probadores de las tiendas de moda presenten una luz favorecedora que no produzca sombras para que el cliente se sienta atractivo y aplicar mayor iluminación al escaparate, huyendo de fondos oscuros para que no se convierta en un espejo. Se recuerda, además, que quien marca pautas es recordado: la iluminación corporativa se encarga de que los clientes reconozcan rápidamente la marca y el establecimiento.
Sobre el capítulo fundamental de la reducción del impacto medioambiental y económico derivado del gasto energético, Rafael Barón propone “el uso de una iluminación más eficiente basada en nuevas tecnologías como LEDs, lámparas de bajo consumo, detectores de movimiento, sistemas en red e iluminación dinámica que podrían ahorrar a los comercios hasta el 75% de su consumo”.